En el año 2002 los medios de
comunicación riojanos difundieron la noticia del hallazgo de una
treintena de canteras medievales en el valle del Jubera.
La primicia fue ofrecida por un matrimonio en el que los dos
comparten afición por la arqueología: Pilar Pascual y Pedro García.
Los cuales, desde hace varias décadas, catalogan y estudian los
molinos de harina y aceite de La Rioja.
Rueda de molino en yacimiento de "las Majadillas" |
En el año 1999 un
vecino de San Vicente de Robres, en el valle del Jubera, les habla de
estas piedras. Los vecinos las conocen de toda la vida, pero no saben
nada de su origen. Tras varias salidas, descubren vestigios de
canteras y restos de piedras de molino, dispersas por los montes de
alrededor, cuyo diámetro oscila entre 1,30 y 1,80 metros. Después,
con ayuda de algún especialista en geología y antropología,
empiezan a “atar los cabos” de la historia de estas
enigmáticas “ruedas de molino”.
DATOS HISTORICOS
Hasta la instauración
generalizada de la electricidad, se utilizaba frecuentemente la
fuerza del agua como energía para los procesos industriales. De
hecho, en La Rioja, existían 327 molinos movidos por energía
hidráulica en el año 1.752 que, generalmente, incorporaban en su
maquinaria ruedas de molino planas.
El Diccionario de
Pascual Madoz del año 1850, en su capítulo dedicado a Robres del
Castillo, cuenta que “tiene una hermosa cantera de piedra propia
para molinos harineros y de aceite”. En el Catastro del Marqués
de La Ensenada de 1752, dentro de las cuestiones planteadas al
municipio de Robres, se le pregunta por los oficios de sus
habitantes, incluyendo en su respuesta que varios vecinos se dedican
a “sacar y labrar muelas para molinos de harina”.
Asimismo, en el archivo municipal de Viana (Navarra), consta un auto
del año 1666 por la compra de una rueda de molino en Robres del
Castillo, para el nuevo molino que se iba a construir. Debido a la
falta de registros en los libros parroquiales del Valle, se estima
que las canteras dejaron de funcionar, al menos, hace 140 años.
La roca empleada en la
elaboración de las ruedas del Jubera es conglomerado. Un
material poco utilizado para producir estas muelas. Por ello, también
revisaron los distintos molinos de la cuenca del Jubera que pudiesen
conservar sus ruedas. La mayoría no la tiene o es de más reciente
factura, pero se hallaron fragmentos o piedras enteras en varios de
ellos que corresponden con el material empleado en las canteras de
Robres y San Vicente. También se han encontrado ruedas de estas
características en molinos y lugares del resto de La Rioja.
COMO SE
HACIAN
Del análisis de las
diferentes canteras se han deducido dos métodos utilizados para su
elaboración:
- El más elemental consistía en el perfilado del contorno de una de las caras de la muela. Posteriormente, se excavaba el perímetro exterior y se extraía el bloque mediante cuñas. Procediendo, a continuación, a terminar la cara que estaba sin trabajar.
- El otro se basa en desprender trozos de roca de gran tamaño y tallarlos hasta obtener la forma y dimensiones requeridas.
Las
canteras están desplegadas en un amplio espacio a lo largo de las
laderas oeste y sur del monte Tejero, cuya cumbre hollaremos
durante el recorrido. No se dispone de documentación que apunte la
extensión total de esta industria. No obstante, los datos de campo
delatan una larga e intensa actividad de las explotaciones. Se han
encontrado canteras desmanteladas tras su período de producción, y
otras que fueron abandonadas en pleno funcionamiento, en las que se
observan restos de piedras (terminadas o a medio labrar), contornos,
cuñas de extracción...
Las piedras terminadas
se cargaban en carruajes tirados por animales, transitando por
caminos que permitiesen el paso de objetos grandes y pesados. En el
caso que nos ocupa, podían seguir dos caminos dependiendo de su
origen: si eran de las canteras de Robres se llevaban por el
camino carretero paralelo al río Jubera, y si procedían de San
Vicente se acarreaban hasta el valle de Ocón, distribuyéndose desde
el mismo.
SU
ABANDONO
Pero ¿por qué se
abandonan estas explotaciones, aparentemente, en pleno
funcionamiento? Puede haber diversas razones, pero lo más seguro
es que sufriesen la competencia de piedras
de otros lugares, con mayor calidad y a mejor precio. De hecho,
algunas de las últimas muelas empleadas en molinos de la zona
procedían del Condado de Treviño (Burgos).
DESCRIPCIÓN
Emprendemos
la marcha por la carretera que divide el pueblo –S-. A los pocos
metros hayamos, a la izquierda, un puente
medieval (siglo XVI) que cruzamos. Al otro
lado vamos por una senda a la izquierda –E- desembocando en una
pista. La seguimos por la derecha –E-. Tras ganar algo de altura
-E-, pierde desnivel mientras remonta el barranco del Hayedo. Más
adelante, la vía se vuelve a empinar y, a la derecha, vemos una
trocha muy pronunciada que no tenemos en cuenta. Pasados unos 400 m
de subida hayamos una bifurcación, siguiendo por la derecha –S-. Y
en pocos minutos alcanzamos San Vicente de
Robres. El pueblo está dividido por una
calle principal, que seguimos hasta la carretera. A
la entrada, a la derecha, se puede ver una iglesia típica camerana
restaurada. Desde aquí, buscaremos
al NE una colina frente al pueblo donde se advierten unos corrales
rodeados por piedras. Ese es nuestro punto de
referencia para buscar las primeras piedras de molino.
Avanzamos unos metros por la carretera y, a la izquierda –E-, cogemos un camino que baja hacia el fondo del barranco. Dejamos a la derecha unos antiguos pilones y distinguimos un puente medieval que cruzaba el arroyo. Cuando pasamos se había derrumbado unos días antes, por lo que había que salvarlo por una senda un poco más arriba. Seguidamente hallamos una encrucijada; optamos por ir de frente, atravesando la pista –E-. Cruzamos otro puente y nuestra vía se torna en senda. Abandonamos por el momento esta senda para ver uno de los yacimientos de piedras más importantes de la zona. Teniendo como referente los corrales rodeados por peñas que antes hemos destacado, subimos hacia ellos por las diversas veredas que salen a nuestro paso. Esta es la cantera de “Las Majadillas”, uno de los yacimientos más interesantes. Por esta zona hay catalogadas alrededor de 14 ruedas terminadas, pero se pueden observar otras tantas rotas o a medio acabar. Pueden verse varias completas o semienterradas en los alrededores del corral del medio y del que está más a la derecha, que baja hacia el barranco. Una vez vistas retornamos a la senda para proseguir la ruta –N-. A lo lejos, vemos unas lastras junto al camino, donde se pueden ver “icnitas” o huellas de dinosaurio. A los pocos minutos, aparece junto al camino unas mesas para comer y un lavadero restaurado.
Cruzamos otro portillo. A la
izquierda vemos los corrales a los que nos referíamos. Abandonamos
la pista y buscamos entre ellos unas marcas de pintura amarilla. Las
seguimos –N-, llevándonos al collado previo al Tejero. Ya en el
collado, trepamos por la izquierda –NW- y seguimos
la línea de cumbres hasta el “buzón” del Tejero.
Tras disfrutar de las magníficas vistas del valle del Jubera y de
Sierra La Hez, volvemos sobre nuestros pasos hasta los corrales donde
hemos seguido las marcas amarillas. Al otro lado de la valla del
portillo se ve una trocha que baja hacia el barranco, nosotros
buscamos para continuar una senda unos metros a la derecha -y por
encima- de la misma –SW-. La vereda nos deposita en el camino que,
al principio, nos aproximó a San Vicente. Continuamos por él sin
dejarlo, atravesamos el río Jubera y llegamos de nuevo a Robres del
Castillo.
MAPA
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Avanzamos unos metros por la carretera y, a la izquierda –E-, cogemos un camino que baja hacia el fondo del barranco. Dejamos a la derecha unos antiguos pilones y distinguimos un puente medieval que cruzaba el arroyo. Cuando pasamos se había derrumbado unos días antes, por lo que había que salvarlo por una senda un poco más arriba. Seguidamente hallamos una encrucijada; optamos por ir de frente, atravesando la pista –E-. Cruzamos otro puente y nuestra vía se torna en senda. Abandonamos por el momento esta senda para ver uno de los yacimientos de piedras más importantes de la zona. Teniendo como referente los corrales rodeados por peñas que antes hemos destacado, subimos hacia ellos por las diversas veredas que salen a nuestro paso. Esta es la cantera de “Las Majadillas”, uno de los yacimientos más interesantes. Por esta zona hay catalogadas alrededor de 14 ruedas terminadas, pero se pueden observar otras tantas rotas o a medio acabar. Pueden verse varias completas o semienterradas en los alrededores del corral del medio y del que está más a la derecha, que baja hacia el barranco. Una vez vistas retornamos a la senda para proseguir la ruta –N-. A lo lejos, vemos unas lastras junto al camino, donde se pueden ver “icnitas” o huellas de dinosaurio. A los pocos minutos, aparece junto al camino unas mesas para comer y un lavadero restaurado.
Cruzamos un portillo y la vía gana
anchura. Hacemos un giro a la derecha y dejamos otro desvío que sube
a unos corrales, prosiguiendo a media ladera por la izquierda –N-.
En el giro anterior, a la izquierda, se observa a unas decenas de
metros un corral y un cartel. Si nos separamos momentáneamente del
itinerario podemos ver el yacimiento principal
de icnitas de San Vicente de Robres. Siguiendo
nuestra ruta, en la ladera de la derecha, distinguimos una pista algo
más elevada. Entre ella y la nuestra hay numerosos afloramientos
rocosos donde hay piedras enteras o partes de ellas, aunque son menos
visibles que en la otra cantera. Desde esta zona, mirando de frente,
veremos una encina cercana al camino que
destaca. En sus alrededores hay otras dos piedras:
una semienterrada, y otra, tras un viraje del trayecto, totalmente
acabada pero partida por la mitad.
Dejamos atrás las piedras, pero seguiremos intuyendo toda una larga línea de canteras de extracción de las mismas. No obstante, podemos ver al fondo nuestro siguiente objetivo: el pico “Tejero” (1.140 m). También vemos a la izquierda una senda que baja en diagonal desde unos corrales, y que posteriormente utilizaremos para retornar a Robres.
Dejamos atrás las piedras, pero seguiremos intuyendo toda una larga línea de canteras de extracción de las mismas. No obstante, podemos ver al fondo nuestro siguiente objetivo: el pico “Tejero” (1.140 m). También vemos a la izquierda una senda que baja en diagonal desde unos corrales, y que posteriormente utilizaremos para retornar a Robres.
Cumbre del pico "Tejero" |
MAPA
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Bibliografía
Libro "Paseos por Parajes Olvidados de La Rioja"web reserva de la biosfera del Leza y el Jubera
Texto y fotos
José María Rey García
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