Panorama actual de las minas a cielo abierto |
En el siglo XIX aparecieron estudios que señalaban
la abundancia de mineral de hierro en la sierra de La Demanda.
Las conclusiones de estos trabajos generalmente fueron
exageradas y sus argumentos, en ocasiones, carecían de base
científica. Por otra parte, los mismos autores que sacaban a la luz
estos inmensos recursos –se hablaba de más de cien millones de
toneladas-, justificaban su escasa explotación en la falta de
capitales, la carencia de medios técnicos adecuados y los caminos
escarpados de la Sierra, que sólo permitían el uso de
caballerías. Al margen de estos razonamientos, es de suponer que, si
la riqueza y abundancia del mineral hubieran cumplido las
expectativas, estos obstáculos se habrían superado.
No obstante, sí que
había hierro en la Demanda riojana. Los yacimientos ocupaban una
basta extensión a ambos lados de la cuenca del Najerilla, llegando
por el Este hasta el Camero Viejo y por el Oeste hasta el río Oja.
En todo este territorio había dos zonas donde era cuantioso el
mineral:
- El primero abarcaba las localidades de Ezcaray y las aldeas del alto Oja, Tobía, Matute y Anguiano, describiendo una amplia curva a los pies del pico San Lorenzo.
- La segunda, traza una franja que se inicia en Brieva siguiendo después por los términos de Ventrosa, Viniegra de Arriba, Viniegra de Abajo y por el NE a Villavelayo y Canales de La Sierra, en la margen izquierda del Najerilla.
Abrevadero en arroyo Ricoja |
En ambas zonas predominan los óxidos y el carbonato
de hierro, correspondientes a las especies hematíes parda y roja.
Asimismo, la riqueza del mineral era baja, oscilando entre un 30 y un
32 por ciento.
En la ruta vamos a
visitar la primera franja. En la misma, las vetas no eran uniformes
ni continuas lo que originó una extracción selectiva, atacando
las vetas más fáciles de explotar para obtener beneficios con
rapidez. Como consecuencia de esta práctica, hubo numerosas
canteras a cielo abierto.
Arroyo Ricoja |
Los hermanos Lozano, de
Villaverde de Rioja, me hablaron de una de estas canteras que
denominaban “la mina”. Los lugareños saben de la misma lo
que contaban y donde estaba, pero el recuerdo se su origen se va
perdiendo. A pesar del título de esta salida, la explotación no
está en Villaverde, sino en el término de Estollo; cerca del
vértice geodésico que señala el alto de Pradilla. La “mina”
estaba unos metros al norte, donde vemos una amplia extensión
cubierta por boj y matorral. Hoy por hoy, sólo unas piedras sueltas
delatan su antigua condición.
LA INDUSTRIA DEL HIERRO EN LAS CUENCAS DEL NAJERILLA Y OJA
Como se ha mencionado, había hierro en estas
tierras. Pero su producción en el contexto nacional o comparada con
otras provincias mineras fue mínima. De todas formas, el hierro que
se extraía, unido a la abundante madera de los bosques aledaños y
los torrentes capaces de mover ingenios hidráulicos, permitieron que
durante varias décadas del siglo XIX funcionasen algunas ferrerías
en los valles del Najerilla y Oja.
El CASTILLO DE PEÑARROYA
También
se cuenta que en la planicie de la cima de Peñarroya había un
castillo musulmán que dominaba el pueblo y sus alrededores. De
hecho, a esta peña también le llaman “el castillo”. En
la cumbre se observan vestigios del lienzo de un muro y un buen
número de piedras dispersas que llaman la atención. No hay
documentación de este lugar y los historiadores, con los que he
hablado de este sitio, tampoco saben nada del mismo. De todas formas,
como ya he comentado a varios entendidos, sería interesante hacer
un estudio arqueológico de este emplazamiento que aportase luz
sobre su origen y permitiese su catalogación.
PEÑA HORNOS
Dejando atrás Peñarroya, tras la siguiente loma, vemos a la
izquierda los afloramientos calizos de la parte alta del arroyo de
Ricoja. En los años noventa una importante empresa del sector minero
efectuó prospecciones con la pretensión de abrir minas a cielo
abierto para extraer la roca caliza; un proyecto que fue desestimado
por sus consecuencias ambientales.
Asimismo, en nuestro lado, frente a los afloramientos
calizos, se encuentra el término llamado Peña Hornos. Y es que
antaño, en estas laderas había numerosas caleras; hornos donde se
quemaba la roca caliza de los alrededores para obtener cal, muy
utilizada en tiempos pasados en las labores cotidianas.
Vista de las peñas de Tobía desde el alto de la Pradilla |
CÓMO LLEGAR
Circular por la N-120 dirección
Nájera. Antes de llegar a esta localidad, tomamos la LR-136 para
unirnos a la LR-113 que va hacia Canales. Después de pasar el pueblo
de Bobadilla, cogemos la LR-331 hasta Villaverde de Rioja. Al llegar
al desvío que sube al pueblo, podemos dejar el coche en un
descampado a la derecha.
DESCRIPCIÓN
Avanzamos por la carretera que sigue
hacia Estollo, dejando a un lado el pueblo de Villaverde –W-.
Pasada la ermita de San Antón cogemos un camino de gravilla a la
izquierda –SW- (camino del Campillo). Vemos a la derecha una zona
pelada, en cuya parte superior limita con un frondoso hayedo, es la
cumbre de Peñarroya, el primer hito en nuestra ruta. Pasados algo
más de 100 m llegamos a un cruce; vamos por la derecha, acometiendo
una fuerte rampa –NW-. A media subida, desechamos un camino a la
izquierda. La pendiente culmina en el límite con Estollo; yendo de
frente, se va a Estollo. Nosotros prologamos la subida por la
izquierda –SW-, no alejándonos mucho de la valla. Cerca del hayedo
la cerca se separa y trepamos por una clara senda hacia el bosque.
Antes de entrar en el mismo, nos desviamos a la izquierda por otra
vereda que lo circunda –SW-.
Alto de la Pradilla |
Tras
rodearlo, su parte superior aparece esteparia y se observa la
planicie de su cima. En dicho llano, numerosas piedras sueltas y
restos de muros nos permiten intuir el “castillo”
musulmán del que hablan los lugareños. Podemos ver la zona de la
cumbre y luego retornar al camino, prosiguiendo por la senda que
estamos –SW-. Al alejarnos de este sitio veremos a nuestros pies
los riscos de conglomerado que dan nombre al lugar; algunos son de
color rojizo, motivo por el cual se le denomina Peñarroya (roja).
Antes del último afloramiento de roca bajo el camino hay una pequeña
surgencia estacional cubierta por maleza, cuyo nombre es “El
Orinal”. No obstante, el itinerario
continúa por el límite con el bosque –SW-. Discurrimos por el
cordal y podemos observar a la izquierda las barranqueras –Peña
Hornos- donde antaño se ubicaban las numerosas “caleras”
del lugar (abajo se ve un montículo). Superamos la divisoria y
salimos a una pista forestal en la parte alta del arroyo de Ricoja
Avanzamos por la derecha –NW-. Pronto vemos otro camino donde hay
marcas rojas y blancas de GR, lo dejamos y nos mantenemos en la
pista, que sube trazando una curva. Ganamos altura cubiertos de
hayas. Más adelante, a la derecha, aparece otra pista entre el
pinar, la cual no tenemos en cuenta (seguir –S-). Desde el cordal
disfrutamos de unas hermosas vistas de las Peñas de Tobia y El
Serradero.
Nos introducimos en otro hayedo, el
itinerario se va borrando hasta desaparecer. Hay que estar atentos
porque, antes de perderse, el camino sale del hayedo por la izquierda
–SE-, por un paso abierto entre el boj que limita con el bosque.
Alcanzamos un portillo que supera una alambrada. Al otro lado, nos
incorporamos a una vía más ancha y tapizada de hierba que seguimos
por la derecha –W-. Según subimos, al otro lado de la verja,
advertimos lo que se parece ser un cortafuegos cubierto por la maleza
que limita con el hayedo. En este lugar
estaban las antiguas canteras de hierro, hoy sepultadas por el
matorral, y cuyos escasos vestigios son algunas piedras dispersas.
Tras una cuesta llegamos al hito que corona la cumbre del alto de
Pradilla que nos depara un espléndido panorama del valle del Ebro,
La Demanda y otras sierras riojanas.
Nos alejamos del Pradilla –W-
bordeando el Cerro Cadajón hasta encontrarnos con otra pista;
bajamos por la izquierda –SE-. Más adelante, tras varias
revueltas, surge un desvío, continuando por la derecha –NE-. En la
bajada veremos una fuente con tres caños que se nutre del curso de
un arroyo. Llegamos a una encrucijada, viendo a la derecha los
corrales de Ocijo; vamos por la izquierda (marcas de GR) –NW-. Más
adelante, vemos a la derecha otros corrales en ruinas, aproximándonos
a ellos. Ya en los mismos, bajamos por una trocha entre el bosque, la
cual desemboca en una senda que discurre por la margen izquierda del
arroyo Ricoja –NE-. Según descendemos el itinerario se hace más
claro y la vía gana anchura, juntándose finalmente con el camino
rural que subía a Peñarroya. Sólo nos queda retornar al punto de
partida por el camino que efectuamos al principio.
MAPA
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Bibliografía
Texto y fotos
José María Rey García
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