Panorámica parque natural de "Los Jorrios" |
Los territorios de Cantabria y Vizcaya comparten el espacio de este parque natural, considerado como tal desde el año 2008. Gran parte de su extensión alberga un importante macizo kárstico con varias cumbres que no llegan a los 900 metros, entre las que destacan la de “Los Jorrios” y “Armañón”. Las vistas desde ambas cumbres son espectaculares, divisándose las “Encartaciones”, las cumbres cántabras del Asón y alrededores y buena parte de la zona costera.
Los vecinos del valle conocen la sierra como “La Peña”; el topónimo de “Los Jorrios” no tiene claro su origen; entre otras explicaciones, en el mapa de Tomás López del año 1769 se conocían estas montañas como “Los Oyos”. Es posible que el término se refiriese a las múltiples dolinas del terreno y que, con el tiempo, haya cambiado hasta su nombre actual.
El núcleo del parque es un conjunto típicamente kárstico en el que es difícil moverse con soltura; el suelo es un gran lapiaz, en un paisaje anárquico surcado de profundas dolinas. No obstante, el ganado mantiene algunas sendas – la de los “contrabandistas”, que discurre por “La Calle” pasando por la Jeriza hasta el collado entre los picos Acebo y Argomal- que facilitan el tránsito por este terreno. En la parte W, el acceso a la zona más profunda del karst se ve favorecido por amplios portillos naturales como “La Calle” o “El Callejón de la Mazuela”. Por otra parte, el macizo está rodeado por pinares y bosques de roble, castaño o carrasca, entre otras variedades. Al NW del parque se encuentra el embalse del Juncal, del que parte un canal que rodea, en un atractivo paseo, el barranco Remendón. En la parte S se encuentra la “canal Honda o de Valnero”, un profundo y húmedo barranco que permite una gran variedad de especies vegetales; parte del mismo, se ha visto alterado por las labores de una mina de calcita conocida como “Cantera de Perico”; una gran boca de la que antaño se extraía este mineral y que en la actualidad ha perdido gran parte de sus atractivos para favorecer su explotación comercial.
Los vecinos del valle conocen la sierra como “La Peña”; el topónimo de “Los Jorrios” no tiene claro su origen; entre otras explicaciones, en el mapa de Tomás López del año 1769 se conocían estas montañas como “Los Oyos”. Es posible que el término se refiriese a las múltiples dolinas del terreno y que, con el tiempo, haya cambiado hasta su nombre actual.
El núcleo del parque es un conjunto típicamente kárstico en el que es difícil moverse con soltura; el suelo es un gran lapiaz, en un paisaje anárquico surcado de profundas dolinas. No obstante, el ganado mantiene algunas sendas – la de los “contrabandistas”, que discurre por “La Calle” pasando por la Jeriza hasta el collado entre los picos Acebo y Argomal- que facilitan el tránsito por este terreno. En la parte W, el acceso a la zona más profunda del karst se ve favorecido por amplios portillos naturales como “La Calle” o “El Callejón de la Mazuela”. Por otra parte, el macizo está rodeado por pinares y bosques de roble, castaño o carrasca, entre otras variedades. Al NW del parque se encuentra el embalse del Juncal, del que parte un canal que rodea, en un atractivo paseo, el barranco Remendón. En la parte S se encuentra la “canal Honda o de Valnero”, un profundo y húmedo barranco que permite una gran variedad de especies vegetales; parte del mismo, se ha visto alterado por las labores de una mina de calcita conocida como “Cantera de Perico”; una gran boca de la que antaño se extraía este mineral y que en la actualidad ha perdido gran parte de sus atractivos para favorecer su explotación comercial.
Senda Contrabandistas; al fondo, "la Jeriza" |
Como ya se ha comentado, en el espacio del Parque predominan las simas y cavidades, en general ocultas en este amplio “mar de piedra”. Durante los años 60 y 70 varios grupos vizcaínos prospectan el macizo, catalogan y topografían lo encontrado, en su mayor parte verticales. Sin embargo, aun queda por desvelar su mayor secreto, el colector subterráneo que recoge las aguas del karst y desemboca en la cueva de La Mora, en el Valle; una cavidad acuática cuyo sifón se cuenta entre los más profundos del país. En el año 2003 se descendió hasta los -104 m, no pudiendo proseguir ya que la continuación resultaba impenetrable.
Posiblemente, la sima más destacada del macizo sea la “Torca de la Jeriza”, cuya dolina de entrada se distingue desde las ortofotos o imágenes de satélite; tiene un diámetro de unos 90 m y, según la pared donde abordemos su descenso, las verticales oscilan entre los 90 y 150 m. La base del pozo rebosa humedad, y está poblada de bloques, troncos y plantas de lo más variado. En los extremos se observan las bocas de la gran galería anterior al derrumbe de la parte superior de la bóveda de entrada; la entrada inferior es la que da acceso al resto de la sima, cuyas exploraciones tampoco dieron con el “gran colector”. La aproximación a la torca se puede realizar desde varios puntos, utilizando la “senda de los contrabandistas” que recorre el lapiaz para acercarnos a la misma y la de subida desde el Valle al pico de Jorrios.
El parque y sus alrededores se pueden conocer a pie por diversos recorridos; buena parte de ellos, los podemos ver en el artículo que más abajo apuntamos en la blibliografía. De algunos, podemos descargar el track para GPS, entre otras páginas web, en wikiloc, buscando por el nombre del macizo y sus alrededores.
MAPA DE SITUACIÓN
TEXTO Y FOTOS:
José Mari Rey García
Bibliografía:
Revista Pyrenaica nº 232, artículo “Los Jorrios, el karst intacto”.
Revista Pyrenaica nº 214, artículo “ El Juncal: un embalse en las alturas”.
José Mari Rey García
Bibliografía:
Revista Pyrenaica nº 232, artículo “Los Jorrios, el karst intacto”.
Revista Pyrenaica nº 214, artículo “ El Juncal: un embalse en las alturas”.
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