La salud de las personas está condicionada por muchos factores. Sin duda, el medio ambiente es uno de los más importantes, estando en las manos del ser humano la capacidad de alterarlo de forma positiva o negativa.
En el mundo occidental, hace poco más de un siglo, la esperanza de vida estaba condicionada por enfermedades infecciosas que constituían la principal causa de mortalidad. Al mejorar el saneamiento, el urbanismo, los servicios sanitarios y la creación de vacunas y antibióticos, se han resuelto en gran medida todos estos problemas, produciéndose además una mejora sustancial en la calidad de vida. Hoy en día, parte de la población enferma y muere por males del desarrollo, se puede decir que las nuevas pestes del tercer milenio. Entre ellas, la contaminación atmosférica ocupa un papel importante, influyendo notablemente en nuestra salud.
Con la llegada del progreso y la revolución industrial, aparecieron los efectos dañinos de los humos de factorías y explotaciones sobre el aparato respiratorio. La sociedad asumía estas consecuencias como inevitables, siendo compensadas con los beneficios que la industria generaba. Por otra parte, estas afecciones solían cebarse en las clases sociales más bajas.
Hoy sabemos que es posible un desarrollo sostenible y que además, la contaminación tiene forma democrática, es decir, que afecta a todos, al margen de su estatus social. En general, la población no tiene información suficiente o no está concienciada con este problema, existiendo grupos que son más vulnerables que otros, como los niños, embarazadas y ancianos.
Se sabe que puede haber unos 15 millones de personas que respiran aire contaminado, y que podrían producirse hasta 16.000 muertes anuales prematuras por cáncer y problemas respiratorios relacionados con la polución.
Los efectos insalubres y de tipo social que ocasiona respirar un aire contaminado son muchos: el aparato respiratorio es la puerta principal y, los perjuicios en el mismo, son crónicos e irreversibles; las enfermedades cardiovasculares empeoran; también hay relación en el aumento de casos de cáncer de pulmón, vesicales, cáncer de piel; alteraciones en el sistema inmunológico, aumento de linfomas, enfermedades auto inmunes; en el área de reproducción, se acentúan las mutaciones genéticas, infertilidad. Todo esto genera un incremento de los ingresos hospitalarios y bajas laborales, así como una limitación en las actividades cotidianas, que afecta a la calidad de vida.
El calentamiento global, propiciado en gran medida por las emisiones de CO2 del transporte, es responsable del aumento de partículas en suspensión en el aire, favoreciendo la aparición de alergias, así como de nuevas y antiguas plagas.
Las industrias tienden a situarse e instalarse en la periferia, en las proximidades de zonas más deprimidas, convirtiendo a estas poblaciones en segmentos de mayor riesgo. En el otro extremo, buena parte de los centros urbanos sufren una intensa contaminación debida al transporte particular. Por otra parte, la edad, el sexo, la clase social y el territorio donde se vive son factores importantes para padecer en mayor o menor grado sus efectos.
Toda esta problemática relacionada con nuestra salud, junto con otras relativas al cambio climático, problemas sociales, movimientos migratorios. está favorecida por un progreso incontrolado y un modelo social basado en el consumo excesivo e irresponsable. Un sistema insostenible que ocasiona estas lacras silenciosas, que socavan nuestra salud y calidad de vida. Los gobiernos, en sus diferentes ámbitos, son los principales responsables de reconducir esta situación con políticas que promuevan la sostenibilidad y la armonización del progreso con nuestro medio ambiente.
De todas formas, cada uno de nosotros podemos poner nuestro grano de arena en el día a día (como se suele decir, "pensar en global y actuar localmente"), educando con el ejemplo, usando de una manera racional y sostenible los recursos de nuestro entorno. A diario, hay muchas cosas que podemos hacer a nivel individual:
- Evitando el abuso del transporte particular y usando fórmulas que permitan reducir su uso como compartir vehículo, la bicicleta o utilizar el transporte público.
- Consumir lo necesario, huyendo del derroche superfluo.
- Medidas de ahorro de energía y agua en el hogar, mejora de aislamiento y utilización de energías alternativas en el ámbito doméstico.
- Antes de tirar algo, piensa si es posible reutilizarlo por parte de otras personas, asociaciones, instituciones. (juguetes viejos, libros, ropa.).
- Reutiliza envases, bolsas de plástico, papel, etc. cuando ya no sea posible más uso, deposítalo en un contenedor de reciclaje, separando los materiales.
- Prestar especial atención a los puntos limpios disponibles en nuestra localidad, donde recojan materiales especiales, como móviles, ordenadores o cualquier sistema con componentes electrónicos, aceites, pilas, objetos que contengan mercurio.
- En muchos barrios están surgiendo iniciativas para compartir y realizar trueque de tiempo por todo tipo de servicios entre vecinos.
- También en internet hay páginas que ofrecen alternativas al consumismo, fomentando lo gratuito frente a lo monetario, como www.sindinero.org , como ahorrardinero.com .
- Apoyar el comercio justo, la diversidad, la agricultura ecológica y los productos y comercios locales, frente al monopolio de las grandes corporaciones.
- Hay asociaciones de todo tipo (sociales, culturales, tiempo libre, deportivas.) en las que podemos colaborar de forma voluntaria, promoviendo y educando en valores y actitudes solidarias.
- Como normal general, aplicar la norma de las tres "R", siguiendo la preferencia de Reducir, Reutilizar y Reciclar.
Hemos enumerado algunas opciones para poder transformar un poco nuestro entorno, tanto a nivel ambiental como social, ya que todo está encadenado. Por supuesto, que nos dejaremos otras muchas. Si uno se asoma a los medios, parece que todo es negativo, pero no es así; cada día, surgen nuevas tendencias e ideas positivas, siendo el único techo, la capacidad de imaginación y la voluntad de llevarlas a cabo.
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