sábado, 17 de abril de 2010

Maíz transgénico y ecológico, coexistencia imposible

 
El maíz transgénico socava las plantaciones de maíz ecológico. 

El polen del maíz modificado genéticamente contamina los campos, obligando a los agricultores a vender su producción más barata. Los agricultores ecológicos se quejan de que la coexistencia de sus cultivos con los transgénicos no es posible.

Aragón es la comunidad con más hectáreas del transgénico, y no ha dejado de crecer desde su autorización en 1998. Sin embargo, el ecológico ha disminuido: hace tres años había en la región 120 hectáreas y ahora, apenas 30. Los agricultores abandonan el ecológico porque el modificado genéticamente contamina sus campos con el polen que lleva el aire y tienen que vender su producción más barata, cuando no pierden las ayudas europeas. La producción del ecológico en España ha caído un 42% en dos años.

A orillas del Ebro, el cierzo en invierno y el bochorno en verano agitan los campos de maíz. Éste último es 
fatal. El aire lleva el polen de unos cultivos a otros y las parcelas de maíz ecológico quedan contaminadas. Cuando los técnicos hagan sus análisis preceptivos, saldrá transgenia en las muestras de las mazorcas y adiós a los precios previstos por producción ecológica. Según inspectores del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE), hace dos años el 100% de lo analizado dio positivo a la transgenia y el año pasado un 40%. Cuando eso ocurre, los agricultores se ven obligados a vender el grano como si lo hubieran cultivado de forma convencional. Con ello pierden unos 3 céntimos por kilo, lo que perjudica seriamente su economía. 

Además de las pérdidas por ventas, los agricultores ecológicos sufren una pesada burocracia, llevando un registro que indica las hectáreas cultivadas y las estimaciones de producción. Si las ventas por ecológico caen por debajo de un 5% de lo estimado, pierden las ayudas europeas. En concepto de ayudas reciben por hectárea de maíz 420 euros. Si además es ecológico suman otros 135,23. 

El cultivo de transgénico está autorizado en España hace nueve años, 1998, y sólo para el maíz. Desde esa fecha se ha pasado de 22.317 hectáreas a más de 58.000 en 2004, la mayoría en Aragón y Cataluña. Y la convivencia entre ambos cultivos se ha vuelto insostenible, según los ecológicos. A juicio de los defensores del transgénico, la convivencia es compatible. 

Se está elaborando un borrador de real decreto para solventar esta problemática. En el mismo se determinará la distancia mínima entre unos y otros cultivos. Un grano de polen de maíz vive tres días y la última reglamentación del ministerio habla de separar unas parcelas y otras unos 220 metros. Para los agricultores ecológicos este margen es insuficiente. Por contra, las multinacionales de semillas transgénicas la estiman desproporcionada.

Lo cierto es que esta contaminación es inquietante, y sus efectos pueden ser imprevisibles a medio y largo plazo.

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