Sin duda, el problema que preocupa últimamente a los científicos y a la sociedad en general es el del calentamiento global, esa teoría que los científicos ya pronosticaban hace algunos años, del que los ecologistas daban cuenta a los políticos y que estos, en su ignorancia y único propósito de beneficio económico a costa incluso de la "rebelión" de la naturaleza, hacían caso omiso y constantes apelaciones a un hecho que, para ellos era como el argumento de una película de ciencia ficción.
El calentamiento global es la teoría a la que se atribuye el aumento de la temperatura, debido a la acumulación masiva de dióxido de carbono en la atmósfera terrestre. Esta teoría predice que, si se continúan emitiendo gases nocivos a la atmósfera, estos contribuirán a un cambio climático. Todo esto causado por la contaminación proveniente de los automóviles, las centrales nucleares.
Como consecuencia de ello, se producen claros signos de este hecho, que podemos vislumbrar en todo el mundo como:
- El derretimiento de glaciares, sequías.
- El aumento en los niveles del mar
- Los bosques, las granjas y las ciudades enfrentarán nuevas plagas problemáticas y más enfermedades transmitidas por mosquitos.
- Extinción de especies vegetales y animales.
El director ejecutivo del centro de estudios ambientales del Medíterráneo (CEAM) y asesor en cambio climático del sexto programa marco de la C.E. Millán Millán, vaticina que "las perturbaciones en el uso del suelo de las costas mediterráneas, junto al efecto invernadero, son las responsables de las inundaciones de Centro Europa, de la sequía en toda la península Ibérica y de los cada vez más numerosos huracanes del Atlántico".
Así pues, esto se deriva de los cambios que se producen en el uso del suelo, que están quitando humedades, cultivos y vegetación en general. De esta: la brisa del mar parte con una cantidad de vapor de agua y necesita acumular más cantidad de este vapor procedente de este tipo de superficies para que se disparen tormentas en las cadenas montañosas que rodean al mar. Partiendo de esto, se observa la carencia de este vapor necesario para que se produzcan precipitaciones; finalmente las tormentas no descargan y ese vapor de agua retorna y se acumula sobre el mar en ciclos.
También se producen cambios en el Océano Atlántico; el vapor de agua emigra a otras regiones y desequilibra el balance evaporación-precipitación. Por tanto, el agua es cada vez más salada y afecta al Atlántico Norte, ya que parte de Gibraltar. Este hecho provoca que aumente las posibilidades de sequía en lugares como Santander, Galicia. (en el caso de España).
Otro aspecto del vapor de agua es que arrastra con él polvo sahariano, el cual actúa como núcleo de condensación de los huracanes del Caribe. De ese polvo, un 20% está recubierto de sulfatos y nitratos, que tienen mayor capacidad de formar gotitas.
Por eso los huracanes hoy son mucho más fuertes y se producen antes, porque acumulan más agua debido a esa mayor condensación.
Por eso los huracanes hoy son mucho más fuertes y se producen antes, porque acumulan más agua debido a esa mayor condensación.
Todo esto no es más que una pequeña parte de lo que ya venimos viendo estos últimos años y de lo que aún nos queda por ver. Estos cambios tan bruscos los vamos a padecer todos: pobres, ricos, niños, mujeres. nadie se libra del poder de la naturaleza. Sin embargo, lo gracioso del tema es, que aunque todo el mundo sabe que dentro de unos 40 años el Ártico se descongelará, que el mar aumentará su nivel, que la sequía predominará en muchas zonas (cosa que ya se da) y muchas otras conclusiones que, como también sabemos, provienen directamente de la intervención del hombre sobre la naturaleza, alterándola y explotándola de una forma muy rápida y dura, parece que nos da igual. Simplemente sale en la televisión un pequeño reportaje informándonos de todo esto y advirtiéndonos de que debemos utilizar energías renovables alternativas ecológicas, que hay que utilizar el transporte público, que es bueno reciclar. pero luego, cuando apagamos la televisión y volvemos a la realidad vemos que las cosas han cambiado poco: por la calle ves tantos coches que ya no saben ni dónde meterlos; ves bolsas de basura en las que hay residuos orgánicos, vidrio. todo junto; ves que las grandes potencias, los gobiernos. en vez de encontrar soluciones tajantes a un problema de tal envergadura, se preocupan de que la gente esté distraída con proyectos sin ninguna validez ni fundamento social, haciéndonos creer que la vida nos va en ellos.
Y tal vez debamos prestar más atención a un problema como este, en el que todos estamos involucrados de una u otra manera y del que hace pender de un hilo el futuro del ser humano.
Sara Rey García
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