Últimamente, los políticos, con el apoyo de un sector de la ciencia, nos muestran los biocombustibles como una energía limpia y renovable; una alternativa al petróleo para reducir la emisión de gases contaminantes que deterioran el medio ambiente.
Sin embargo, un nuevo estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología del Medio Ambiente de la Universidad de Barcelona afirma que el uso de biocombustibles conlleva un impacto negativo tanto económico, social, como medioambiental.
CONSECUENCIAS DE SU PRODUCCIÓN
Los biocombustibles, como el biodiesel y el etanol, se derivan de productos orgánicos como el maíz, caña de azúcar, aceites vegetales o estiércol de vaca.
El principal argumento a favor de los biocombustibles es que ayudarán a reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Brasil ha utilizado bioetanol en sus vehículos a motor desde hace años. Sin embargo un análisis más detallado del ciclo de vida del biodiesel revela que el ahorro de energía y de CO2 no es tan alto como se piensa, e incluso podría ser negativo.
La materia prima que se usa en la producción de biocombustibles se obtiene mediante agricultura intensiva. Un sistema que implica un alto uso de fertilizantes, pesticidas y maquinaria para obtener el máximo rendimiento de la tierra, al menor costo.
Además, las fases de producción como en el transporte desde y hacia las plantas de procesamiento queman combustibles fósiles (carbón y petróleo).
CONTAMINAN
Otro argumento esgrimido a favor de los biocombustibles es contaminación: no sólo se ven como una opción "verde" global y local para reducir la contaminación del tráfico y todos los problemas de salud asociados a ésta.
La única forma posible de reducir el uso de combustibles fósiles y el impacto en el medio ambiente es modificar nuestros patrones de consumo.
Para los autores del estudio, hay pocas ventajas en este aspecto. El estudio revela que si se sustituyera la gasolina diesel con una mezcla de 5.75% de biodiesel -tal como intenta establecer la Unión Europea- los óxidos de nitrógeno (NOx) aumentarían de forma insignificante y los hidrocarburos (HC) y el monóxido de carbono (CO) disminuirían respectivamente 6% y 3%.
Sin embargo, las desventajas de la producción a gran escala de biodiesel, son enormes: son necesarios grandes extensiones de tierra de cultivo, sustitución de cosechas alimenticias por monocultivos intensivos, y con ello la deforestación para cultivos energéticos. A su vez, esto llevaría aparejado: la desaparición de la biodiversidad, disminución de tierras fértiles y agua, además de efectos sociales negativos, como el desplazamiento de comunidades locales.
EL MAIZ
Otra posible consecuencia, afirman los investigadores, es la reducción en la disponibilidad de alimentos. Un ejemplo reciente se vio con el precio del maíz en Estados Unidos que aumentó a su valor más alto en 10 años debido a la creciente demanda en ese país de bioetanol derivado de maíz. México -principal importador de maíz de Estados Unidos- resultó especialmente afectado ya que la gente debió pagar hasta 30% más por uno de sus alimentos básicos: la tortilla de maíz.
En conclusión, los investigadores afirman que el biodiesel no contribuirá a la solución de los problemas derivados de nuestra dependencia en los combustibles fósiles. Pensar esto puede ser peligroso, porque podría fomentar un falso optimismo de que hay una solución tecnológica para resolver el problema de nuestra excesiva dependencia a los combustibles fósiles.
La única forma posible de lograrlo es modificar nuestros patrones de consumo con medidas de ahorro energético y de diversificación de fuentes de energía.
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