Entre los siglos XIII y mediados del XIX, los habitantes de los pueblos del Camero Viejo, y del resto de sierras riojanas, construyen sus edificios con los elementos que les ofrece su entorno. Los materiales empleados fundamentalmente son: piedra, madera, barro y cal. Para cocer el barro de las tejas y obtener la cal se empleaban unos hornos que, generalmente, eran de uso común. Hoy, todavía quedan restos de algunos de estos hornos, dispersos por el Camero Viejo. Por fortuna, nos queda un ejemplo bien conservado, que ha permanecido oculto durante mucho tiempo en la espesura de la dehesa de un barrio de San Román de Cameros: "La Tejera de Velilla".
LAS TEJERAS EN EL CAMERO VIEJO
En esta época se construye con materiales cercanos, los que ofrece la naturaleza: piedra, madera, barro y cal. Los obtienen fácilmente, auto abasteciéndose de los mismos. Piedra extraída de canteras locales para los muros y suelos; madera de los bosques y dehesas cercanos para postes, vigas, tabiques y techumbre; barro cocido en tejeras locales para el tejado y cal de los caleros más próximos para la argamasa y los enlucidos.
Es a partir de la Edad Media cuando la producción de ladrillos, y sobre todo tejas, aumenta paulatinamente, sustituyendo a otros materiales constructivos más frágiles y perecederos.
La elaboración de las tejas y ladrillos se realizaba en las tejeras. La mayoría de los pueblos contaba con una. De hecho, basta observar un mapa topográfico de la zona del Camero Viejo, para constatar que es el topónimo más frecuente. En esta comarca, la propiedad de las mismas solía ser pública. No obstante, según las circunstancias económicas del pueblo o su manera de proceder, podía arrendarse o realizar almoneda con los terrenos.
Sendero hacia la tejera |
En otras regiones como Asturias, Castilla o Vizcaya, existía el oficio de tejero itinerante. Como curiosidad, comentar que, los tejeros de Llanes (Asturias) usaban una jerga propia para comunicarse entre ellos, denominada xiriga.
LAS TEJERAS
Se ubicaban en parajes apartados de los pueblos, y cercanos a fuentes u otros torrentes de agua. Solían funcionar durante los meses más calurosos del año, entre marzo o abril hasta los primeros hielos. El material que utilizaban era la arcilla, obtenida de las barreras o canteras de barro. Ésta debía estar limpia de piedrecillas, y no ser demasiado densa para poder trabajarla con mayor facilidad. El barro, extraído a pico y pala, se transportaba en caballerías hasta la era de la tejera. A continuación, el barro se extendía (parva), se molía y se cribaba. El material cribado se depositaba en pozos o lagares, donde se mezclaba con agua y se amasaba, quedando listo para la fabricación de tejas.
Para preparar las tejas, se cogía barro del pozo, humedeciéndolo y amasándolo un poco más para que fuera más moldeable. Se empleaba una mesa o banco de trabajo para elaborar cada teja, utilizando unos moldes a los que, previamente, se les espolvoreaba ceniza para que no se pegase el barro. Después, las piezas se dejaban secar al sol. El período de secado oscilaba entre dos o tres días, según el tiempo que hiciese.
Con una parva de 1400 kg. podían obtenerse unas trescientas tejas. Y según las personas que trabajasen, se podían hacer hasta 900 y 1.000 tejas en una jornada.
Cuando había suficientes tejas para llenar un horno se preparaba la cocción en el mismo. Para lo cual, había que cargar el horno con leña. Generalmente, broza y ramas finas de podas y limpias.
Aldea de Velilla |
EL HORNO
Su estructura estaba inspirada en los antiguos hornos romanos, cuya planta podía ser circular, rectangular o cuadrada. En el caso de los hornos del Camero Viejo, solían ser de planta cuadrada y constaban de las siguientes partes:
- En la parte inferior están las calderas. Dos receptáculos de dos a cuatro metros de largo, cuyo techo está abovedado con arcos de sillería, y una boca para alimentarlo con leña, de unos 70 cm.
- Sobre el techo de las calderas, se situaba una cámara que distribuía el calor al piso superior a través de unas toberas geométricas, por donde salía uniformemente.
- Y encima del todo, el horno propiamente dicho o cámara de cocción. En este lugar se cargaban las tejas. Se situaban de canto, para que llegase a todas la misma cantidad de calor y, a la vez, lo dejase pasar a través de ellas. Su techo tenía forma de cúpula, con respiraderos que evacuaban los humos producidos por la combustión. La puerta de acceso a la cámara, se sellaba con cascotes y arcilla para evitar perdidas de calor.
El horno se alimentaba de leña durante unas 30-35 horas. Se turnaban dos o más personas, vigilando que la temperatura del horno oscilase entre los 800-1000 grados. El esfuerzo era importante, y había que cuidar que el calor fuese uniforme, ya que si el calor era excesivo el barro se fundía, soldándose las tejas y rompiéndose al separarlas.
Una vez terminada la cocción, el horno estaba al rojo vivo. Por ello, había que esperar entre cuatro a diez días para poder sacar las tejas. Al menos un diez por ciento de la carga se desperdiciaba.
LA TEJERA DE VELILLA
Es la construcción mejor conservada. Está situada en los límites de la Dehesa de Velilla, junto al barranco de Valtaerez. Casi toda ella está cubierta por la maleza, tras siglos de inactividad. No obstante, es una construcción sólida, con piedra de sillería y ladrillo en las bóvedas del horno. Su parte frontal tiene una altura de 4,5 metros, con un horno de dos bocas y cuatro metros de profundidad. En su parte alta, se haya la cámara de carga, con una puerta orientada hacia el este y cuyo techo en cúpula ha desaparecido.
Puede datar del medievo, teniéndose constancia de que en ella se fabricaron tejas hasta mediados del siglo XVIII. Su uso debía estar autorizado por el ayuntamiento, utilizando los moldes que se guardaban en el mismo. Además, la producción tenía que destinarse a los edificios del lugar.
OTRAS TEJERAS EN EL CAMERO VIEJO
Además de 'La Tejera de Velilla', se han visitado los vestigios de otras tejeras:
- La Tejera de Soto en Cameros: situada en el lugar de Valcárcel. Está entre dos barrancos, pasando un sendero PR junto a ella. Se encuentra en mal estado, pero aún es visible su estructura. Sus calderas están enterradas, quedando al descubierto parte de una de las bocas. En su parte posterior, hallamos los restos de un edificio contiguo a la misma.
- La Tejera de Bahún: la encontramos en el término de Lagunilla de Jubera y cercana al arroyo de Bahún, en un claro entre pinares. Sólo quedan restos de la parte superior del horno.
- La Tejera de San Román de Cameros: ubicada en el mismo término municipal, y adyacente a la portilla o entrada de la bella dehesa de esta localidad. Sólo queda un mínimo rastro del horno.
- La Tejera de Santa María de Cameros: está situada a un lado del camino que lleva de Santa María de Cameros a Viguera, pasando por el "Chozo Blanco".
Paseo a la Tejera de Velilla
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BIBLIOGRAFÍA
- Boletines de la Asociación de San Román de Cameros. Colaboraciones de Andrés Ruiz Bastida y Ernesto Reinares.
- 'Zahora', Revista de Tradiciones Populares, nº 43. Tecnología Popular. Cómo era, cómo funcionaba. Ángel Ñacle García.
Texto y fotos
José Mari Rey García
José Mari Rey García
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