Han pasado algo más de dos meses desde nuestra anterior incursión en la Grallera; volvemos con el mismo objetivo y alguna que otra labor extra a realizar. Por mi parte, colaborando con los compañeros del Espeleoclub Zaragoza, que amablemente había contado conmigo para esta ocasión. El tiempo este fin de semana va a acompañar, así que sólo queda centrarnos en las tareas a realizar. Lo primero, instalar el pozo principal para el grupo de Badalona que va a pasar los próximos cinco días realizando escaladas y analizando incógnitas. Somos 9, por lo que se montan dos vías hasta el nicho y luego una común hasta la base del pozo.
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| Bajando desde el nicho |
Ya abajo, continuamos con la topografía que quedo pendiente en la anterior ocasión; se toman datos del pozo lateral para ver si puede tener conexión con la parte superior de la base del pozo principal de entrada. En uno de los últimos tramos del pozo lateral hayamos varios craneos de marta, garduña o gineta, según me ha comentado una amiga bióloga tras ver las fotografías que obtuvimos. Cómo llegaron hasta ese lugar recóndito, es todo un misterio más de la espeleo. Tras los trabajos topográficos, visitamos los dos ramales que forman parte de la Grallera; los dos son parecidos, con sendas zonas de gours de gran belleza, sobre todo, a destacar la zona donde están los fantasmas.
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| El grupo, junto a los "fantasmas" de la Grallera |
Más tarde, iniciamos la subida a la superficie, cruzándonos con el grupo de Badalona, que se disponía a descender a su lugar de trabajo para las próximas jornadas. Una vez de vuelta en el refugio de Fenales, la charla y la cena nos llevaron al saco a las 3 de la mañana. Esperemos que los trabajos realizados den frutos y nos den pie a continuar descendiendo a la Grallera muchas veces más para seguir documentando y disfrutando de esta mítica sima.
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